Emilio Aragonés Navarro (Cienfuegos, 1928 - La Habana, 15 de noviembre de 2007). Fue uno de los miembros originales del Movimiento 26 de Julio, amigo de Ernesto Guevara. En 1957 comandó el ataque a la base naval de Cienfuegos de la marina del tirano Batista. Tras el triunfo de la Revolución, fue jefe de Organización y Movilización de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, siendo clave en el episodio de la invasión de Playa Girón.
Humilde y sencillo, trató con varios de los líderes más importantes del siglo XX: Fidel, el Che, Mao Zedong, Nikita Kruschov, Juan Domingo Perón. Conoció a Kruschov cuando viajó a entrevistarse con él a Yalta junto al Che por la crisis de los misiles. En 1965 formó parte de la guerrilla de Guevara en el Congo, cuando regresó a Cuba había bajado 30 kg. Se comprometió a ir a la guerrilla de Bolivia, pero cuando era el momento de partir, Emilio se encontraba enfermo.
Inicialmente ministro de Pesca de Cuba, fue designado embajador en Argentina en 1973, firmando con Perón un importante convenio diseñado por Emilio junto a José Ber Gelbard, que le posibilitó a Cuba 1.300 millones de dólares.
El 13 de agosto de 1975, un comando integrado por agentes de la CIA y militares del futuro Plan Cóndor intentó asesinarlo.
Cuando se instauró el régimen militar en 1976, Emilio Aragonés ayudó a cientos de argentinos a escapar del infierno en el que se había convertido el país austral. En 1977, dos de sus costudios fueron secuestrados por sicarios de la CIA. Los custodios se negaron a revelar datos sobre Emilio, por lo que fueron ejecutados y sus cuerpos incinerados.
En 1983 se retiró de la diplomacia, viviendo en Miramar (afueras de La Habana). Disfrutaba del tango, detestaba el dogmatismo, aceptaba el disenso, y, aunque tuvo diferencias con las políticas aplicadas durante el Período Especial, no aprovechó para sacar rédito personal.
Recordado con cariño y estima por revolucionarios cubanos y militantes y dirigentes políticos argentinos, su fallecimiento trae muchas anécdotas de una época difícil donde Emilio siempre siguió firme en sus convicciones.
Fuente: revista Caras y Caretas nº 2.220 de marzo de 2008. Descargar el artículo original en formato JPEG: página 1 y pág. 2.
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