A continuación transcribo una muy interesante entrevista con el investigador ruso Boris Borisov en donde él habla sobre la terrible hambruna que tuvo lugar en Estados Unidos de América en la época de la Gran Depresión, cómo se falsean las estadísticas sobre ésta y cómo se mide con diferente criterio esta hambruna y la que tuvo lugar en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en la misma época.


Entrevistador: Boris, los historiadores occidentales ya han comenzado a poner en duda esa cifra… [cinco millones de muertos por la hambruna en EUA]
Boris Borisov: Se podrá dudar lo que se quiera, pero lo mejor es coger los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística de los Estados Unidos, que es lo que yo he utilizado. Y son demoledores. En los años 30 en los EEUU, la existencia real de población se clarificaba únicamente en el momento del censo de población, y se efectuaron en los años 30, 40 y 50. Y son precisamente los datos de esos padrones los que arrojan una más que notable pérdida de población en los EEUU. Es evidente, que los datos estadísticos fueron acomodados a la población realmente existente, en los años en que se realizaron los censos, es decir: fueron manipulados.
El cuadro sería el siguiente: a principios de 1931 el descenso de la natalidad se habría duplicado, permaneciendo a ese nivel durante diez años. Pero en 1941 el índice de nacimientos habría aumentado drásticamente. También duplicándose. Eso en demografía no se da. Si se tratase únicamente de un descenso de la natalidad, tendríamos un agujero en cuanto a las personas nacidas en los años 30. Sin embargo, ese agujero lo encontramos también entre los usamericanos nacidos en los años 20. Sólo que éstos ya no podían “no nacer”, ya estaban vivos. Luego en consecuencia, sólo pudieron morir en los años treinta.
En total, partiendo de la estadística usamericana, la población de los Estados Unidos para el año 1940 debería haber crecido hasta casi los 141.856.000 de personas. En la práctica lo que vemos es una cifra de 131.409.000 de personas. De estos, tres millones lo explicaría la migración de población. Alrededor de dos millones y medio de pérdida se achaca al descenso de la natalidad (aún queda por aclarar el porcentaje no contabilizado de mortalidad infantil). Y cerca de cinco millones se han esfumado de la estadística usamericana. Y nadie ha explicado hasta ahora dónde se metieron…

E.: ¿No sería más fácil coger y mirar la estadística anual? ¿Cuántos nacieron, cuántos murieron?
B.B.: No verá cifras fiables.

E.: ¿Cómo es eso?
B.B.: Basta con mirar la página del Instituto de Estadística de los EEUU. Tomemos el año 1932: el recuento estadístico del año 1932 no se efectuó. ¿Se imagina un método más cómodo de borrar huellas? Simplemente no se efectuó el informe…

E.: Pero ¿realmente son posibles unas pérdidas tan terribles debido a la Gran Depresión?
B.B.: Resulta ser que sí. Entre los millones de desheredados, causaron estragos el hambre y las enfermedades, había una alta mortandad. Cerca de cinco millones de granjeros y los miembros de sus familias se vieron sin tierras y sin vivienda, “deskulakizados” a ninguna parte.

E.: Utilizando terminología soviética …
B.B.: De hecho, lo que pasó con los granjeros usamericanos es equiparable con la “deskulakización” en la URSS (expropiación forzosa de los campesinos ricos “Kulaks”, en el proceso de colectivización. N de la T). Ocurre que tanto la tierra, las cosechas, como el ganado de muchos granjeros estaban empeñados a los bancos. Estos a su vez, dependían de estructuras oligárquicas agrarias mayores, que se quedaban con las propiedades de los campesinos endeudados y arruinados. Entonces bajo la piedra molar del sistema crediticio cayó uno de cada seis granjeros.

E.: Pero usted mismo ha dicho que las cosechas y el ganado sembradas y criado por lo granjeros, no se fueron a ningún lado, simplemente cambiaron de dueños …
B.B.: El lobby del negocio agrario no estaba interesado en que abundase la comida, en que fuese accesible para los usamericanos empobrecidos. El poder y el mundo de los negocios obraron siguiendo fielmente la lógica mercantil: cubrieron cerca de diez millones de hectáreas de tierras por cosechar y sacrificaron más de seis millones y medio de cabezas porcinas. Naturalmente esto provocó el descontento de los usamericanos de a pie, que organizaron las “marchas de los hambrientos”. El gobierno sólo ofreció una salida: “trabajo sociales”.

E.: Sin embargo se considera que fueron precisamente los “trabajos sociales” los que dieron a Usamérica nuevos canales, carreteras y puentes …
B.B.: Maravillarse con la sabiduría de Roosevelt, por organizar los “trabajos sociales” es lo mismo que hacerlo ante la sabiduría de Stalin, por planificar la construcción del canal “Belomor” y otra serie de construcciones del comunismo.
La memoria de los crímenes humanitarios del régimen gobernante entonces en los EEUU ha sido arrancada de la historia oficial, y sustituida por la propaganda, en la que hay lugar para el sabio Roosevelt, pero no lo hay para los millones de usamericanos que murieron de hambre.
En total, por el “Gulag” usamericano de los “trabajos sociales” pasaron cerca de ocho millones y medio de personas.
Ya sólo contando con la juventud en paro utilizaron a cerca de dos millones. Les pagaban 30$, pero les restaban 25 para la “manutención”… Todo esto ocurría en medio de una terrible epidemia de malaria, con una mortalidad nunca vista como trasfondo. De esto es de lo que se debería investigar y escribir, y no de la supuesta hambruna en Ucrania.

E.: Pero en Ucrania sí que hubo hambre.
B.B.: Sí que lo hubo, pero no hubo en Ucrania una hambruna entendida como genocidio. Nadie nos lo ocultó. Mientras que en 1988 el Congreso de los Estados Unidos acusó a Rusia del hambre en Ucrania, como de un fenómeno provocado. Entonces, incluso crearon una comisión especial del Congreso para investigar la “hambruna en Ucrania”.

E.: ¿O sea que el mito de la hambruna nació en los EEUU? ¿Qué ganan con eso?
B.B.: Es el modo que tienen en los EEUU para formar la memoria histórica. Los usamericanos en general, prefieren contar a los muertos ajenos, antes que a los suyos.

E.: Entonces los Estados Unidos han olvidado su propia hambruna.
B.B.: En ocasiones la mencionan. De entre los congresistas actuales los hay que se asombran de sus colegas de los años 30. Cito una de sus declaraciones recientes: “sabían lo que ocurrirá pero no hicieron nada para prestar ayuda a los hambrientos”.
Sabían perfectamente que en Nueva York, la ciudad más rica del país, había filas para conseguir un plato de sopa gratis (en la Usamérica profunda no había colas porque la mitad de las ciudades estaban en bancarrota y no tenían dinero para ofrecer sopa gratis), pero la primera ayuda a la población comienzan a prestarla únicamente al cabo de varios años desde el inicio de la crisis.
Del hambre masiva, del que fue responsable el gobierno de los EEUU, sí que se ha hablado antes en el país. Sin embargo todos los que han sacado la verdad a la luz, han sido acusados de comunistas, o de ejercer “actividades antiamericanas”. Y los que hablaban, sufrían en sus carnes todas las bondades de las purgas del totalitarismo legal y mediático usamericano.

E.: Por cierto, ¿cuál ha sido la reacción en los Estados ante su investigación?
B.B.: Ha habido reacciones de todo tipo. A menudo califican mi material de propaganda comunista. La argumentación de este tipo de manifestaciones es más o menos la siguiente: “En los EEUU teníamos democracia y derechos humanos, por eso, todo eso es imposible”. Al mismo tiempo hay un agitado debate sobre este tema en diferentes foros anglófonos. No faltan los recuerdos de aquella época:”Los miembros más mayores de mi familia, relataban como la gente recorría las casas pidiendo trabajo, aunque fuese por un día, a cambio de un plato de comida”. O: “mi abuela contaba que a veces pasaba varios días sin comer”.
Las manifestaciones multitudinarias de la época de Hoover eran denominadas “las marchas de los hambrientos”. Ese calificativo no se lo ha inventado Boris Borisov en el siglo XXI, sino la prensa usamericana de los años 30.

E.: Se podría hablar de un genocidio del pueblo usamericano …
B.B.: Precisamente. Y en relación con esto ¿no deberíamos hoy aprobar una declaración de condena por el crimen humanitario de estos congresistas tan lentos de reflejos y el régimen sanguinario de Hoover- Roosevelt?
Si su Congreso se permite incluir como víctimas de la hambruna a todos nuestros muertos, ¿por qué no habríamos de poder nosotros adoptar esa categoría para el caso de los EEUU? Quisiera recordar, que no fue Stalin el responsable de la destrucción masiva de víveres en tiempos de crisis y hambre, sino el gobierno federal de los EEUU.
Camaradas usamericanos: un poquito de honradez. Si ustedes consideran a las víctimas del hambre en Ucrania, víctimas de sanguinario Stalin, endosen por favor como víctimas del sanguinario Roosevelt, a los fallecidos durante la Gran Depresión usamericana. De lo contrario, no son más que unos simples maleantes. Y al gobierno de los EEUU, hay que recordárselo permanentemente. Es importante comprender que no se puede ganar la guerra informativa estando sentados en la trinchera y esquivando las acusaciones del tipo: “Hambruna en Ucrania”, “Europa y las repúblicas bálticas ocupadas”, “Alemania violada por el soldado ruso”. Podríamos seguir la lista. Es hora de contraatacar en el frente informativo. Encontrar puntos débiles en la historia, apuntar y disparar. Y puntos como esos en los EEUU y la Europa del siglo XX hay para dar y tomar…


Entrevistador: Yulia Alekhina
Traducción:
Josafat S. Comín
Fuente:
Rebelion.org
Original en ruso:
KP.ru
Boris Borisov es historiador, publicista y hombre de negocios; licenciado en económicas por la Universidad de Moscú, fue uno de los primeros en la URSS en crear una cooperativa. Más tarde fundó y encabezó el consejo de directores del Banco de Crédito de Moscú.


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