La Moringa, planta en estudio por los investigadores cubanos para la elaboración de diferentes medicamentos naturalistas.
Una buena herencia legada a los cubanos desde sus antepasados aborígenes y por los inmigrantes radicados en la Isla, llegó por la medicina natural y tradicional que hoy se rescata con un enfoque científico al servicio de la población.

De tal forma, esta práctica necesaria se potencia por el estado no como una alternativa de sustitución a la ciencia convencional sino de manera integradora y fusionada entre ambas para llevar al paciente cubano, el remedio que necesita y elevar su calidad de vida.

Los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución aprobados en el 6º Congreso del Partido Comunista de Cuba definen la necesidad de prestar la máxima atención a la medicina natural y tradicional y responden de esta forma a la Declaración de Beijing de la Organización Mundial de la Salud en 2008 que reconoce la integración de ella en los sistemas nacionales de salud. De ahí que expertos celebraran la 4ª Convención Nacional de la Sociedad Cubana de Medicina Bioenergética y Naturalista en este mes de junio de 2012.

La doctora Martha Pérez Viñas, jefa del departamento de Medicina Natural y Tradicional del Ministerio de Salud Pública dijo a Granma Internacional que las ciencias investigan el uso dado por los aborígenes cubanos, así como por los africanos y asiáticos llegados a la Isla, pero ya desde 1996 este tipo de especialidad se aplica en las instituciones sanitarias cubanas en la atención a diversas afecciones con métodos de fitoterapia, apiterapia, acupuntura, el empleo de aguas y fangos mineromedicinales, la homeopatía, terapia floral y el ozono, entre otras.

Estos métodos son practicados por médicos, estomatólogos, personal de enfermería y otros técnicos, lo que la hace una medicina eficiente, segura y eficaz, y se sirve en el cuadro básico de salud que ya posee 29 productos de ese tipo, elaborados por la empresa Labiofam, el Instituto Finlay y el Centro de Investigación y Desarrollo de Medicamentos, aseguró la doctora Pérez Viñas.

Según los resultados de las investigaciones, esta alternativa médica alivia a la mayoría de los pacientes con un tratamiento más inocuo y menos costosos disminuye el consumo de fármacos, sus efectos adversos y el tiempo de incapacidad laboral. Los cubanos la han utilizado en pacientes con dolor dental, cefaleas migrañosas, dolencias múltiples, adicciones, trastornos del climaterio, giardiasis, infertilidad, en niños con discapacidad, en lesiones del sistema osteomioarticular, como antialérgicos y hasta en los aquejados de cáncer.

La Lic. María de los Ángeles Vega Palau y el médico especialista en neurología Salvador González Pol, trabajadores del Hospital Psiquiátrico de La Habana, elaboran gotas homeopáticas obtenidas a través del veneno del escorpión cubano para el tratamiento de la epilepsia y la cefalea. La sustancia se combina con los fármacos tradicionales y alargan los períodos sin crisis en los pacientes.

El químico Juan Reynerio Facundo Castillo ha dedicado 40 años de su vida al estudio de las aguas mineromedicinales con propuestas para diversas patologías, mientras que el Dr. Isidoro Scull Campo investiga en la obtención de complementos nutricionales a partir de la planta moringa.

Pero integrar la medicina convencional y la tradicional se extiende más allá de la aplicación de métodos modernos al conocimiento antiguo. Los expertos en medicina naturalista proponen un sistema de conocimiento integral que reconoce las diferencias epistemológicas entre una y otra, y establece normas para las interacciones multiculturales.

En Cuba se desea alcanzar un alto nivel de desarrollo y generalización desde el Sistema Nacional de Salud sobre bases científicas, garantizar la permanencia e ir incrementando la variedad y calidad de los productos naturales, y cumplir los indicadores asistenciales para la medicina naturalista en la prevención y tratamiento de las principales causas de muerte en el país (enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares, respiratorias y cáncer).

Además se quiere que todos los profesionales y técnicos de la salud desarrollen conocimientos suficientes y necesarios en esta especialidad.

El mundo en desarrollo posee muchos ejemplos que muestran que la medicina moderna y la tradicional no tienen por qué chocar, de lo que se trata es de fusionar los conocimientos y los principios de ambas para lograr como resultado una sola ciencia médica.

Nuria Barbosa León


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