Texto y foto de Paco Azanza Telletxiki. Tomado de su blog Baraguá.
La Sierra de Cristal desde Levisa. |
Cuba acostumbra a cumplir sus
compromisos, y cuando no lo hace no es precisamente por falta de empeño.
En el recién despedido año —2007— cumplió con creces con la campaña
internacional “Plantemos para el Planeta” promovida por Naciones Unidas,
ya que se llegaron a plantar en todo su territorio 136,6 millones de
árboles, 1,6 más de los previstos. Sólo otras tres naciones
latinoamericanas -Costa Rica, Chile y Uruguay- cumplieron también con su
cometido.
El paisaje original cubano era
ampliamente boscoso. Según un estudio del geógrafo alemán Leo Waibel, el
64% de la Isla estaba ocupado por bosques. El testimonio histórico del
Padre Bartolomé de las Casas viene a corroborar dicho criterio: “Cuba es
muy montuosa, cuasi se puede andar 300 leguas por debajo de los
árboles”.
Pero, debido al indiscriminado
tratamiento de la naturaleza, a partir de la segunda mitad del siglo
XVIII el colonialismo económico español fue destruyendo el rico
ecosistema cubano.
Muchísimos árboles de madera preciosa
-caoba, cedro, guásima, ébano, majagua, ceiba, guayacán, júcaro etc.,
fueron utilizados en la construcción de navíos de guerra y mercantes, y
en la decoración de edificios —en El Escorial, por ejemplo, o en el
palacio real de Madrid—. Paradójicamente, mientras la salvaje
deforestación se producía, la Cuba colonial se convertía en la principal
compradora de madera de los Estados Unidos.
Después llegaron los yanquis, y el número
de ingenios comenzó a crecer de manera vertiginosa. Grandes zonas
boscosas fueron arrasadas para sustituirlas por inmensos cañaverales y,
siendo la madera el combustible que se utilizaba en los centrales, las
talas masivas se fueron sucediendo unas a otras.
La merma arbórea durante los 60 años de
dominación norteamericana fue sin duda devastadora. En 1902 la
superficie boscosa era del 54% y al triunfo de la Revolución, en 1959,
ya sólo abarcaba el 13,4% del territorio nacional.
Hoy se cuenta con el 24,95% —más de
2.700.000 hectáreas—, y se cree que, si se mantiene el actual ritmo de
trabajo, se puede alcanzar el compromiso adquirido de llegar a 2015 con
el 29% de la Isla cubierta de bosques.
No obstante, como hubo expresado el
secretario de la Comisión Nacional de Reforestación, Elías Linares
Landa, el porcentaje que se logre alcanzar de aquí a ocho años puede ser
mayor “porque [como en otros muchos asuntos] en la tarea están
involucrados todos los sectores de la sociedad cubana”.
Así pues, mientrasla Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación revela que la
pérdida anual neta de la floresta mundial asciende a 7,3 millones de
hectáreas, en Cuba, como se puede observar, ocurre justo lo contrario.
Por otra parte, conviene recordar que en
2006 —Año de la Revolución Energética en Cuba— se cambiaron todos los
bombillos tradicionales por otros de bajo consumo. La entrega gratuita
por parte de los trabajadores sociales y la valiosa colaboración de los
estudiantes fue realmente ejemplar. También el gobierno entregó ollas y
cocinas eléctricas, igualmente de bajo consumo. Para entonces, los
viejos ventiladores que tanta energía gastaban habían sido sustituidos
por otros más ahorradores y eficientes. Algo después le tocó el turno a
los frigoríficos. Los más de 100.000 motores destinados a mover el agua
de los acueductos cubanos, también van a ser sustituidos de manera
gradual por otros más eficientes y de menor consumo… En cuanto a las
grandes y deterioradas termoeléctricas, decir que han sido suplidas por
grupos electrógenos.
Se espera que, concluida la instalación
del equipamiento, el país produzca 1.320 Mega Wats/hora de electricidad,
ahorrándose, además, 1.700 millones de dólares en inversión, así como
seis años de trabajo y más de 40 toneladas de petróleo al día.
Estas y otras medidas han permitido —están permitiendo— un ahorro económico muy importante e,
indiscutiblemente, el medio ambiente está saliendo altamente
beneficiado.
No es de extrañar, pues, que la
prestigiosa Fundación parala Vida Silvestre-WWF, en inglés- que controla
el medio ambiente global, declarara no hace mucho tiempo que el
conjunto de medidas aplicadas por Cuba para proteger el medio ambiente
la convertían en el único país de la tierra que cumple con los
requisitos mínimos de desarrollo sostenible.
Deberían tomar nota los gobernantes del
mundo que, cegados por las grandes fortunas económicas personales,
siempre piensan en el consumo y en el mercado, pero nunca en la casa que
en ruinosas condiciones nos alberga a todos.
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